Historias en el centro comercial
- Jimee Peláez
- 25 oct 2015
- 1 Min. de lectura

Cada vez que volteamos una nueva plaza nos sorprende, apantallandonos con sus distintas tonalidades y ofertas especiales, deslumbrandonos con luces que prenden y apagan aparadores brillantes y relucientes, el olor a nuevo en el aire y los ojos sobresaliendose por todo lo que pueden mirar.
Las personas, como un banco de peces, caminan y corren por todo el lugar buscando meses sin intereses o promociones inigualables, los niños no dejan de señalar los objetos que más desean, llorando y berreando para que sus madres accedan y los niños esten en paz. Las parejas, sumergidas en sus mundos sólo quieren besarse y beber el elixir del amor, mientras que otros más, avergonzados por dicho acto, voltean y evitan verlos a toda costa. Pero eso no impide que el ritual de seducción continúe.
Una plaza comercial es el centro de todo, de los amantes, de las familas, de los que estan por conocerce y los que se alejaron; en donde se albergan historias de odio, amor, venganza, diversión...
Todo está en aquellos espacios cerrados con una que otra salida de emergencia.
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